Publicado: 12 de Junio de 2022
Empiezo la semana hoy domingo con una breve reseña que se me había quedado en la lista de tareas pendientes. Hace unos días tuve el honor de asistir al XV Encuentro de Tribunales Económico-Administrativos Municipales, unas jornadas suspendidas durante los dos años de pandemia y que afortunadamente volvieron a retomarse el pasado 2 y 3 de junio con la Junta de Reclamaciones Económico-Administrativas del Ayuntamiento de Zaragoza como anfitriona y en un escenario único, el antiguo Seminario de Romareda.
Además de grato, resulta destacable que, aun siendo el organismo de más reciente puesta en marcha de España (marzo de 2021), la junta de Zaragoza haya tenido la valentía de acometer la organización de un foro de tanto prestigio en el ámbito jurídico-administrativo nacional. Igual que digno de mención es el gesto de confianza del resto de tribunales, juntas y consejos de reclamaciones económico-administrativos que acudieron a la cita.
Fueron dos jornadas de muy elevado nivel en lo que respecta a los temas tratados y a los ponentes intervinientes, donde a pesar de que lógicamente el tema estrella fue la situación actual de la llamada plusvalía y sus perspectivas de futuro, se supo articular un abanico de temas de gran interés para la gestión diaria de los intereses de los ciudadanos.
Tal y como ya veníamos afirmando en comentarios anteriores, la información suministrada en las jornadas revela la elevada calidad técnica administrativa y tributaria de los integrantes de los diferentes tribunales.
Del procedimiento de reclamación en sí mismo me quedo con dos virtudes en el plano administrativo. En primer lugar, con la gratuidad del mismo para el contribuyente. Y en segundo lugar, con la descongestión que supone para la administración municipal ordinaria, en cuanto que la reclamación económico-administrativa sustituye al recurso de reposición.
A estos beneficios para el ciudadano y la Administración Local, todavía se pueden añadir tres ventajas más desde el punto de vista jurisdiccional. Primero, el procedimiento de reclamación permite descargar a los Juzgados y Tribunales, al resolverse muchos expedientes en vía administrativa y no llegar a la vía judicial. Segundo, se consigue una mayor celeridad en la resolución de los asuntos, acortando el que hemos venido a denominar peregrinaje administrativo y el ulterior peregrinaje judicial al que hasta ahora se venía a someter a los ciudadanos. Y tercero, desaparece la necesidad de que el zaragozano incurra en los cuantiosos costes que todo proceso judicial conlleva.
Como tuvo ocasión de decir el alcalde de la ciudad en la apertura de las jornadas, los zaragozanos no somos majos: “somos muy majos”. Pudo constatarse en las importantes sesiones ‘de pasillo’ la publicidad positiva que supone para la ciudad el que el éxito de las jornadas y el trato otorgado por la ciudad en su conjunto y el ayuntamiento en particular sea difundido en sus respectivas ciudades por tan cualificados participantes.
Por último, sólo me queda reseñar que las jornadas ha permitido que nos reencontremos compañeros juristas de toda España y que conozcamos a otros por primera vez: de cómo una materia aparentemente tan abstracta como los tributos municipales permite estrechar aún más lazos personales ya existentes y generar otros nuevos.
Enhorabuena a los organizadores. Un éxito.